miércoles, 21 de octubre de 2015

tzotziles

Ubicación.
Los Tzotziles se localizan en los Altos de Chiapas, forman una de las nueve regiones socioeconómicas del estado, y se localiza en el centro del mismo, comprende el 5 por ciento de su territorio (2, 413 kilómetros cuadrados). Se caracteriza por su estructura montañosa, con alturas que oscilan entre los 1, 200 y los 2, 400 msnm, con amplios valles, de difícil acceso, de clima frío y con una red hidrográfica subterránea.
La población de Zinacantán es parte de la región altos y tiene 22 392 habitantes indígenas.El territorio de los Tzotziles se ubica en una vasta superficie del centro de Chiapas, en laregión llamada los Altos de Chiapas, así como en una porción noreste de la entidad, una fracción de los valles de Cuxteques y, actualmente —debido a la presión demográfica—, en algunos municipios del oeste chiapaneco como Cintalapa, Ocozocuautla y Tecpan, y del este central, como Las Margaritas. Son numerosos los municipios que concentran población tzotzil; destacan en las tierras altas: Chamula, Zinacantán, Mitontic, Larraínzar y Chalchihuitán y, en tierras bajas: Simojovel, Amatan, El Bosque, Huitiuapan, entre otros. Debido a que las áreas tzeltal y tzotzil son contiguas, en algunas comunidades se hablan indistintamente las dos lenguas; tal el caso de algunas localidades de los municipios de Oxchuc y Huixtán.La región de los Altos de Chiapas, la cual concentra más del 60% de la población tzotzil, se caracteriza por presentar un terreno sumamente accidentado, con numerosas cumbres, barrancas, cañadas y lomeríos que hacen difícil su acceso. El clima predominante es templado con lluvias abundantes de junio a noviembre. La vegetación característica de las partes altas está formada por bosques de pino y roble, en tanto que en las zonas menos altas predominan los bosques de pino, intercalados con bosques caducifolios y sabanas.Se puede ubicar con cierta precisión en los municipios de Amatán, Huitiupán,Simojovel, Chalchihuitán, Pantelhó, Soyalhó, Bochil, Ch'enalho', San Andrés Larráinzar, Chamula, Zinacantán, Iztapa, Acala, Huixtán, San Lucas y San Cristóbal de las Casas.El área abarca aproximadamente 5,000 kM2 y está densamente poblada. Nueve de los municipios citados tienen densidades demográficas superiores a los 50 hab/kM2. El grado de dispersión es también muy elevado, más del 90% de las localidades tienen menos de 500 habitantes. El último censo registró 226,681 habitantes de tzotzil, de los que la mitad eran bilingües. Al igual que el tzeltal, el tzotzil es una lengua del grupo maya-totonaco.
La etnia tzotzil no es homogénea, ya que puede percibirse una primera gran división dada su extensión geográfica: la región tzotzil de los Altos de Chiapas, con clima frío y geografía montañosa; y la región tzotzil de la zona baja, con clima tropical y geografía menos accidentada.
Vestimenta.
En la vida cotidiana, las mujeres tzotziles son las que conservan en mayor medida la ropa típica. En las fiestas y actos públicos importantes, los hombres visten también ropa tradicional, como son capas y chalecos de lana negra o blanca, sandalias de suela muy ancha y talonera de cuero, llamadas xonob, y cierto tipo de sombreros. Los hombres de Huixtán, en lugar de pantalón, visten una prenda blanca muy especial, formada por varios lienzos que se atan a lacintura, que los identifica con San Miguel
Arcángel, su santo patrón.
Sin embargo, es importante mencionar que los atuendos considerados “tradicionales” han ido sufriendo cambios con el tiempo: se han agregado nuevos elementos, diseños y materiales. Por ejemplo, los zinacantecos, antes más sobrios en su manera de vestir, actualmente utilizan prendas bordadas en colores muy intensos. En las tierras altas y frías, la ropa que usa la mayoría de los tzotziles es de lana, mientras que en las más bajas lo es de algodón.
Llama la atención el hecho de que algunos grupos tzotziles de las tierras altas emigrados a la Selva Lacandona y a otras zonas muy calientes (como Nuevo San Juan Chamula, El Bosque o Palenque), sigan utilizando su vestimenta de lana tradicional. Hasta hace pocos años, las mujeres tzotziles, aun aquellas de las zonas más frías, acostumbraban ir descalzas, mientras los hombres iban calzados.
Problema que este grupo indígena a enfrentado
uno de los problemas más enfrentado en esta sociedad es que Casi la mitad de la población el 48% para ser más precisos declara no saber leer ni escribir, pero evidentemente el llamado analfabetismo funcional es mucho mayor a esta cifra.
 
Lengua.
Las lenguas tzotzil y tzeltal, estrechamente emparentadas, pertenecen a la familia lingüística maya y forman un subgrupo dentro de esta familia. Las comunidades hablantes de tzotzil y de tzeltal se pueden clasificar en las de tierras bajas y de las tierras altas.
Las distintas variantes dialectales del tzotzil distinguen también a los diversos municipios. Éstas pueden agruparse en cinco grandes zonas: Chamula (caracterizada por un dialecto muy arcaico), Chenalhó, Pantelhó, Zinacantán y Huixtán (con muchos elementos producto de la coexistencia con hablantes del tzeltal). Sin embargo, para todos los tzotziles la lengua es un componente importantísimo de su cultura. La definen como batz´i k´op / bats´il k´op, “lengua verdadera”, y es considerada uno de los elementos fundadores de la condición humana, por lo que su uso se identifica con la vida civilizada. Aunque los índices de bilingüismo han aumentado notoria y aceleradamente en los últimos años, el tzotzil continúa vivo gracias a la estrecha relación que existe entre la lengua y la identidad tzotziles. De ahí que el número de hablantes de esta lengua haya seguido creciendo. En 1970 se reportaron en todo el país 95,383 hablantes de tzotzil; en 1990, unos 229,203; en 1995, 263,611, y para el año 2000, el INI registró 297,885 (sin tomar en cuenta a los niños menores de 5 años). El aprendizaje del castellano les ha permitido defenderse frente al mundo hostil, pero también ha significado, para algunos individuos, poder y control sobre el resto de sus comunidades.
 
Alimentación.
La agricultura es la principal actividad económica de los tzotziles. Los principales cultivos son: maíz, frijol, trigo, papa y hortalizas; sólo en algunos lugares se cultiva café y caña de azúcar. Los frutales más comunes son: perón, durazno, manzana y pera, y en donde impera el clima semitropical: naranja, piña, aguacate y mango.
Uno de los platillos tradicionales en San Juan Chamula es el “Mayate de San Juan”, un escarabajo de color verde y azul que sólo sale de su nido durante la temporada de lluvias. Son muy difíciles de atrapar.

Sus precarios ingresos y la imposibilidad de sobrevivir con la escasa producción agrícola, son los factores fundamentales que determinan una dieta deficiente; los componentes básicos de su alimentación son el frijol y el maíz; con el segundo se prepara el pozol (bebida tradicional con alto valor nutritivo) y las tortillas; muy ocasionalmente se consumen alimentos como carne o leche.

 
Vivienda.
Las viviendas generalmente son rectangulares, con techos de palma, zacate o teja, de cuatro aguas, paredes de adobe en la montaña o de bajareque en las zonas más cálidas y piso de tierra. En las cabeceras municipales y lugares de fácil acceso se ha extendido el uso de ladrillo y teja para construir paredes y techos. Como mobiliario, en la casa hay un fogón de tres piedras, pequeñas mesas, bancos y sillas. Para dormir utilizan camas de tablas o petates. Fuera de la casa hay corrales para gallinas y puercos; y un push o temazcal.
En fechas recientes, en las zonas más urbanizadas, existe la tendencia a construir las casas con paredes de ladrillo o madera y techo de lámina de asbesto, metálica o tejamanil. Tanto el servicio de energía eléctrica, como el de agua entubada y drenaje, son notablemente deficientes. De acuerdo con los Tabulados básicos del INEGI (Chiapas, Hablantes de lengua indígena, 1993), de 55 804 viviendas tzotziles, únicamente 5 517 gozan de los tres servicios; sólo 26 199 cuentan con energía eléctrica, 27 511 con agua entubada, y 8 013 con drenaje; pero en 1 542 casos, las aguas negras son vertidas al suelo, río o lago, determinando en gran medida condiciones de contaminación que repercuten en la salud de la población.
 
Fiestas religiosas y paganas.
La identificación de los tzotziles con el municipio del que forman parte se estructura y se ve continuamente reforzada por actos públicos y privados que fortalecen la cohesión del grupo y orientan la acción de los individuos. Entre ellos destacan la transmisión de mitos, la participación y organización de los rituales o fiestas, la territorialidad y, en menor grado, la especialización económica.

A través de dichos rituales, los distintos grupos tzotziles creen contribuir al mantenimiento del orden cósmico, pues están convencidos de que en todo momento las fuerzas de la tierra pueden rebelarse y destruir lo que hace posible la vida de los hombres. Para no hacer enojar a dichas fuerzas, en la vida diaria, cuando construyen una casa, cortan un árbol o cazan un animal, les piden permiso, ya que ellas son las verdaderas dueñas de todo.
En los mitos se habla de su parentesco con los santos patrones de otras comunidades del área, explicando así la relación que tiene cada comunidad con los grupos vecinos.
La interrelación entre los pueblos cercanos y con los parajes del propio municipio es reafirmada periódicamente durante las fiestas del ciclo anual, a través de visitas recíprocas de las imágenes de sus santos patronos.
 Las fiestas a los santos, cumplen un papel muy importante en la reafirmación de los lazos que unen a los integrantes de cada comunidad indígena: entre otras cosas, propician el intercambio comercial y cultural, promueven los matrimonios y permiten el establecimiento de alianzas, al igual que limar asperezas y rivalidades. El gran número de fiestas, algunas más antiguas e importantes que otras, y su complejidad hacen imposible describirlas aquí. En la mayoría de ellas resulta notoria la ausencia del sacerdote católico. En el caso del Carnaval (k´in tahimoltik, o “festival de los juegos”), que se celebra con gran espectacularidad en municipios como Chamula y Chenalhó, se trata de una festividad sin relación alguna con la Iglesia ni los santos.
En el Carnaval, los tzotziles representan complejas escenificaciones en torno al origen de su identidad y su relación con otras etnias. Entre otras cosas, en estos ritos expresan su visión del pasado (el origen mítico del cosmos, que llaman los “tiempos viejos”, y algunos sucesos de la historia importantes para ellos) y la manera en que entienden su situación dentro de las circunstancias económicas y políticas actuales.
 En teoría, el Carnaval está ligado a los cinco “días perdidos” con los que termina el año indígena (febrero), llamados c´ay  k´in/ch´aik´in, los cuales más o menos coinciden con las fechas en que ocurre el solsticio de invierno. En el caso de Chamula, en los rituales de los cuatro primeros días se reactualiza la terrible infancia de la humanidad, la época de la barbarie habitada por demonios, enanos, monos y judíos. En ellos se subraya el peligro que continuamente ha amenazado a los indígenas desde la periferia.
Así, quienes representan a los monos se visten como soldados franceses de la época de Maximiliano, portan lentes negros asociados con la cultura mexicana actual y usan cinturones de piel de víbora que los vincula con el dueño de la tierra, quien es imaginado por los tzotziles como un mestizo que controla el dinero y la lluvia.
 Las comidas (grasosas) que ingieren estos personajes durante los ritos subrayan su identificación con el mundo ladino. Otras partes del ritual condenan la promiscuidad y algunas formas de comportamiento sexual inmoral atribuido a los mestizos, a quienes los indígenas conciben como seres primitivos e imperfectos. Estas representaciones no hacen sino expresar el profundo conflicto étnico que existe con los ladinos, grupo que se ha beneficiado por largo tiempo de su explotación y del que tanto dependen económicamente. Estos cuatro días, durante los cuales se extingue el fuego de los fogones de las casas y se suspende la vida ordinaria, corresponden claramente al mundo pre civilizado, cuando ocurrió la lucha contra las fuerzas del caos y los adversarios del sol. El quinto día (que coincide con el principio de la Cuaresma cristiana), representa la aparición del astro victorioso en el cielo, momento a partir del cual, según la mitología tzotzil, inició el orden que permite la vida actual. Muchos de los participantes en estos rituales corren sobre el fuego, en un acto de purificación que a la vez simboliza el trayecto del sol por el firmamento.
Algo muy interesante en el Carnaval es la continua inversión simbólica de las reglas de la vida diaria. Durante esos días, algunos de los protagonistas, como son los monos, hacen burla de lo que regularmente es más respetado: las ceremonias religiosas o las personas que ocupan los cargos religiosos y políticos durante ese año.
A  través de éste y otros rituales los indígenas revaloran cada año la imagen de sí mismos.

Fuentes de trabajo.
Las concepciones y valores del hombre tzotzil giran en torno al maíz. La vida humana se concibe gracias a él, que es considerado como fuente de prestigio social: am'tel, "trabajar", se refiere a las actividades vinculadas al cultivo del maíz; el hombre que sabe trabajar es aquel que tiene mucho maíz. Para acceder a algún cargo dentro de la jerarquía tradicional, una persona debe tener suficiente maíz para alimentar a las autoridades, a sus ayudantes y a su familia durante un año.
El maíz absorbe el trabajo de casi todo el año; los campos se cultivan mediante la técnica de la tumba, roza y quema, y éstos se preparan para la siembra a fines de invierno y durante la primavera. La siembra se efectúa antes o a principios de las lluvias de mayo, y el maíz se cosecha en el otoño o a principios del invierno. Debido a la escasez de tierras cultivables, los indígenas alteños emigran temporalmente para alquilarse como peones en las fincas cafetaleras del Soconusco o en las fincas ganaderas de la depresión central. Otra alternativa es el arrendamiento de tierras en la depresión central.
Últimamente los indígenas alteños empleados en el corte de café en el Soconusco están siendo desplazados por los indígenas guatemaltecos; debido a esta situación buscan trabajo en las ciudades de Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, San Cristóbal o Villahermosa. San Cristóbal es un foco de atracción para los indígenas expulsados de sus municipios, producto de luchas político-religiosas; esta población indígena se integra al comercio ambulante y al sector de servicios.
Dentro del mercado regional, cada comunidad tiene una especialidad en la manufactura de artesanías. De entre las artesanías destaca la elaboración de tejidos en telar de cintura con diseños tradicionales mayas, en el que las mujeres elaboran huipiles, camisas y servilletas para uso propio o para su venta. Sobresalen los textiles de Tenejapa, Pantelhó, Larráinzar y Chenalhó. En Chamula, las mujeres elaboran chamarros de lana y en Zinacantán ponchos de hilo primorosamente bordados.
Debido a la abundante oferta de mano de obra indígena, ésta siguió siendo muy mal pagada, y la profunda división social e iniquidad en las relaciones entre indígenas y ladinos continuó y se mantiene vigente hasta el día de hoy.
Existe una alta movilidad en las comunidades tzotziles, sobre todo de los hombres jóvenes, debido a que les resulta imposible mantener a sus familias sólo de la explotación de los recursos dentro de sus propios municipios. No obstante, la emigración en busca de ingresos es temporal y casi siempre dentro de los límites del estado de Chiapas.
Aproximadamente el 75 por ciento de los emigrantes trabajan como asalariados en grandes fincas; otros van a las ciudades, en donde se dedican a labores mal pagadas o a la venta de artesanías, y unos cuantos trabajan en los ranchos como medieros.
Organización Social
Cada comunidad se distingue por una indumentaria propia, un santo patrón local principal y una especialidad económica dentro del conjunto. Las comunidades se dividen en barrios o secciones. La vida comunitaria gira alrededor del teklum o centro ceremonial y cabecera del municipio; el resto de la población habita en parajes que se distribuyen en todo el territorio de la comunidad.
Cada persona posee tres nombres: el primero es el nombre de pila ladino, el segundo es un apellido de origen hispano y el tercero es un apellido de origen indígena, generalmente tomado de una planta, animal o un fenómeno natural.
En la sociedad tzotzil, las generaciones anteriores a uno son tratadas de b'ankiIaI o hermano mayor, en tanto que las posteriores son llamadas its'inal o hermano menor. Esta clasificación se extiende a santos, cuevas, charcos y montañas.
Generalmente, el grupo doméstico corresponde a una familia extensa compuesta por una pareja, hijos solteros o casados, con sus respectivas esposas e hijos. El hombre de más edad controla al grupo, detenta las tierras y organiza las actividades agrícolas.
Tradicionalmente, la autoridad se adquiere con la vejez; sin embargo, en los últimos años se ha modificado profundamente el papel de los ancianos y su autoridad. A nivel comunitario, la autoridad político-religiosa se compone del ayuntamiento constitucional, el ayuntamiento regional y los principales. El ayuntamiento constitucional es la única organización administrativa reconocida por el Estado y para ella son nombradas personas que hablen, lean y escriben en español.
El ayuntamiento regional consta de puestos políticos, distribuidos en cinco niveles: mayores, síndicos, regidores, alcaldes y gobernadores; esta institución administra las contribuciones, los impuestos, las prestaciones y el trabajo colectivo de la comunidad. Quien acepta un cargo deja su paraje y su milpa durante un año para residir temporalmente en la cabecera municipal. Esto significará el endeudamiento para subsistir durante ese tiempo y para sufragar los gastos que el cargo le acarreara.
Los cargos religiosos son de mayordomos y alféreces y su número depende del número de santos patronos de la comunidad. Los "pasaros" forman el cuerpo de principales, porque ellos han cumplido con el servicio a la comunidad a través del desempeño de cargos en la jerarquía político-religiosa y han obtenido el reconocimiento general. Ellos son la autoridad suprema.

Desde los años sesenta la jerarquía de cargos no puede absorber a todos los hombres de una comunidad dado el crecimiento demográfico.